El queso y la sabiduría popular

Comenzamos este curioso itinerario de citas, refranes y proverbios en Cuba. Desde la hermosa isla caribeña nos llega este dicho tan sentencioso y sabio: “Quesos, vinos y amigos deben ser viejos para ser buenos.” El vino se hace en el tiempo, al igual que el queso: ambos necesitan paciencia y amor para desarrollar todas su potencialidades. La amistad, por su parte, también requiere el poso de la paciencia y el tiempo para echar raíces profundas en el alma de las personas. Nuna habará buena cosecha sin darle tiempo al tiempo,

 

El universal dramaturgo inglés William Shakespearee se puso bucólico e íntimo en esta cita tan peculiar: “Me habría gusta vivir con queso y ajo en un molino de viento.” Frugal y bello pensamiento. La vida se reduce a pocas cosas verdaderas y auténticas: yantar, vivir en armonía con la Naturaleza, hacer el amor y... ¿qué más?

 

Newman, Paul para su entorno más cercano, lo tenía meridianamente claro a pesar de su guapura irresistible y la pompa áurea de Hollywood: “Soy como el buen queso, Me estoy volviendo lo suficientemente mohoso como para ser interesante.” La belleza se marchita inexorablemente, sin embargo la sabiduría jamás tiene fin.

 

El gran escritor irlandés James Joyce, autor memorable de la vanguardista e inefable novela Ulises, se puso un tanto escatológico a la vez que trascendente en este comentario: “Un cadáver está mal. Bueno, ¿y qué es el queso? Cuerpo de leche.” Razón no le falta a esta metáfora mórbida.

 

Está muy bien que nos guste el queso pero la demasía de lo que sea puede traer problemas serios para la salud. Dice el proverbio: “El queso es gustoso, pero si es mucho, es dañoso.” No cabe ka menor duda de ello. 

 

No obstante, tomado con cabeza y sana moderación el queso es puro erotismo y placer sensual. Solo o acampañado. “Pan, uvas y queso saben a beso.” Quienes lo han probado, beso y queso, lo saben mejor que bien.

 

El siguiente refrán que traemos a colación pareciera que lo hubiera dicho Dioniso el griego o el romano Baco, dioses del desenfreno, la algarabía y las ganas locas de vivir. “El queso ciego, el pan con ojos y el vino que salte a los ojos.” Llámase queso ciego al que no tiene agujeros u ojos en su interior.

 

Don Luis Buñuel, director de cine aragonés de prestigio internacional, era muy suyo, enérgico, sarcástico, mordaz, irónico y sin pelos en la lengua. Dijo lo siguiente: “La edad es algo que no importa, a menos que sea usted un queso.” Amibivalente, ocurrente y magistral Buñuel: la sentencia puede ser tanto un halago como un insulto con sordina.

 

Volvamos al refranero y los proverbios.

 

“Bebe vino y come queso y llegarás a viejo.”. Mejor dieta, imposible.

 

“Bueno es que haya ratones para que no se sepa quien el queso se come.” Jajajajajajaja. ¿Ha sido tú? ¡No te escondas, por favor! O confiesas el delito o ya no hay más queso. ¿Sí o qué?

 

¿Y cómo saber de las excelencias y virtudes de un queso como dios manda? Es muy fácil, mira: “Tres ges tiene el buen queso: grande, graso y grueso.” ¿Lo quieres más claro y cristalino? Pues eso, ya lo sabes, el queso, grande, graso y grueso. 

 

Que no falte nunca el queso en mesa, amigo y amiga. La sabiduría popular así lo dictamina: “Una fiesta sin ostras es como una comida sin queso.” Amén.

 

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